—¿Y si un día se acaba el oxígeno?
—¿El de las botellas? Son tres litros, tío—dijo Bill mientras ajustaba las correas de la bombona al traje de neopreno de su compañero.
—No solo eso Bill…—desvió por un momento la mirada hacia el paseo marítimo del puerto y resopló—¿Nunca has pensado en esa posibilidad?
—¿De qué maldita posibilidad me estás hablando Jack? —Le dio un tirón a la hebilla de sujeción que le hizo tambalearse por un momento.
—Digo, ya sabes… Que se acabe el oxígeno del mundo.
Bill terminó el último apriete y levantó la vista para centrarlos en los ojos de su amigo.
—¿Qué diantres te has tomado para desayunar? —Le alborotó el pelo con la mano derecha mientras lo decía—Si no quieres darte un chapuzón porque tienes frio no vengas con tonterías.
Jack, contempló de nuevo el bonito paisaje, ignorando por completo los dolorosos tirones de pelo. Un paseo de belleza estructural. Las terrazas de las cafeterías colonizaban toda la línea del puerto, la gente reía, bebía y leía sus libros bajo la brisa del mar del norte.
Las estufas de gas junto a las mesas expedían una llamarada azulada que reconfortaba con un calor hogareño y se reflejaba en la cara de satisfacción de los clientes. Las gaviotas graznaban sobre sus cabezas y el aullido de algún perro que las perseguía, mirada al cielo, rompía con la monótona musicalidad de la escena. Toda una estructura complementada con sentimientos reconfortantes, que eran convertidos en no más que meros impulsos eléctricos por las células neuronales de Jack. Un tapiz de falsas realidades sensitivas se había ido convirtiendo, con el paso de los años, en la estimulación de vida de la humanidad.
Y las innumerables pesadillas que llevaba sufriendo desde hacía meses, donde toda esa alegría se ahogaba bajo un grito sordo. Donde la existencia de este planeta exhalaba la última gota de aire.
—¿Vas a meterte en el agua, o no? —Bill, que ya se había puesto las gafas de buceo lo miraba con curiosidad.
—Si… Si claro, para eso hemos venido, ¿No?
Ambos se ajustaron los sifones de la respiración a la boca, con el sonido gaseoso de la salida de aire, y se zambulleron en el agua del puerto.
Muy bueno, tal vez sus pesadillas no vayan muy desencaminadas.
Solo un apunte, botella de oxígeno, no bombona 😉
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Gracias!! Lo cambio ahora mismo. Se nota que no se nada de submarinismo, eh? Jajaja
Un abrazo!! 🙂
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Por mi cercanía a buceadores, sé por propia experiencia que algunos son sensibles a que se les llame bombonas, ¿por qué? Ni idea 🙂 Otro abrazo de vuelta.
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«Bombona» igual les hace hacer pensar que puede explotar, no? Jajaja
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¡Me ha gustado el texto! Yo también hubiese puesto bombonas. No he hecho submarinismo nunca… A ver si sus pesadillas van desapareciendo. Sería buena señal porque indicaría que algo está cambiando… ¡Qué soñadora soy! ¡Un abrazo y a continuar escribiendo!
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Pero todos los días se aprende algo nuevo!!
Esperemos que se le pase las pesadillas 😜
Un abrazo!!!
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Eso mismo estaba pensando yo el otro dia pero sobre el agua potable 😅
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Jajaja, ya… La verdad que no se cuál sería peor 😱😱
Gracias por leer!! 🙃
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Oooohhh te echaba de menos!! Pero la espera ha merecido la pena, me encanta el relato. Dices mucho en muy poco texto.
Un beso enorme!!!
Tu lectora incansable-
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Muchas gracias Natalia!! Es un placer tenerte por aquí!
Un abrazo!! 😝
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Me ha encantado la historia, Al. Como siempre, tus relatos atrapan y entretienen. Pero Jack me ha contagiado su inquietud… ¡Ohhh, qué tremendo sería! Evitaré siquiera pensar en esa posibilidad.
¡Un abrazo!
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Muchas gracias!!! 😀 Siempre alegrándome con tus comentarios
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El mérito es tuyo!
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original relato 🙂
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Muchas gracias 🙃
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¡Hola! ¿Nos seguimos? Un beso 😊
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Claro! 🙂
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Asomándome a tu blog, que contiene textos muy interesantes e intrigado por tu follow, pues, ¿Cómo has topado con mi blog? ¿Qué te ha gustado tanto para seguir las publicaciones? En reciprocidad, también te daré follow. Aprovecho para desearte muy feliz 2020. Saludos desde Villahermosa
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Hola Alejandro. Descubrí tus escritos navegando y me fascinaron. Tienes buen manejo de los diálogos y tus escritos se hacen muy dinámicos y fluidos.
Seguiré leyéndote con gusto! Un abrazo y feliz Año para ti también
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Muchas gracias por tus juicios, Al. Los tuyos resultan muy buenos en la construcción de atmósferas y sensaciones, por eso ya los sigo. Abrazo
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Me ha encantado, gracias.
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Me encantan estos microrrelatos que te rayan la cabeza incluso bastante rato después de haberlos leído, gran dominio del thriller psicológico. P.D: También te he encontrado porque has dado a seguir la chapuza de mi blog. 😀
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Muchas gracias por tus palabras y por por pasarte a leerme! 🙂.
Un abrazo!
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¡Cuántas cosas han cambiado desde ese 2017! la Tierra no se ha quedado sin oxígeno pero, yo creo que se ha rebelado dándonos un tremendo toque de atención con esa pandemia que tenemos encima… Sentir la angustia de unos de los protagonistas del minirrelato solo lo puede hacer un buen escritor, como tú. Gracias por tus relatos, siempre tan bien escritos y siempre tan interesantes.
Abrazos.
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Muchas gracias a ti, por tus bonitos comentarios. Siempre me sacan una sonrisa.
En breves publicaré un nuevo relato!
Un fuerte abrazo
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